viernes, 18 de julio de 2008

De líquidos espesos

Sangre. Líquido primordial. Agua rubí sustentadora de vida. Es bello tu color, tu correr incansable por el cuerpo, tu textura tirante y resistente cuando coagulas, tu sabor metálico en el paladar. Es admirable tu función, nutriendo a todo ser para que siga haciendo su voluntad sobre este mundo. Alabada seas ahora y hasta el día en que me abandones y acabe mi tiempo.

En algunas de las cosas mas sublimes de la vida interviene la sangre. Cualquier pacto es mejor si se sella con ella. Los hermanos mas empáticos son los unidos por ella, real o metafóricamente. Ahí está cuando se abre la flor de una virgen, y cuando se ha acabado por fin con un enemigo odiado. La bolsa de plasma que puede salvarte la vida la contiene, igual que porta la satisfacción de quien la donó. Las películas de terror que más valen la pena son aquellas en que un hilillo suyo corre por la barbilla del conde vampiro.

Y pese a todo, también puede ser terrorífica. Porque es vinculante, una herencia, que une de manera irremisible a toda una dinastía mediante el vínculo más sagrado que existe, el de la creación de nueva vida. Y como bien saben quienes han tenido contacto personal conmigo, no destilo precisamente amor hacia mis progenitores. Mi madre, neurótica y tozuda, creyéndose poseedora del lujo de no tener que escuchar nunca a nadie porque posee toda verdad, y aficionada a ver conspiraciones contra sí en cualquier sombra. Mi padre, el corneador supremo, que se comporta cual colegial y pierde la cabeza por las faldas de la primera mujer dispuesta a complacer sus deseos con sumisión total, completamente despojado ya de toda honra y credibilidad, Belcebú de pacotilla regente de un infierno domiciliario. Soy producto de su herencia por carne y, para rematar la faena, también por educación. El resto de mis familiares vivos no son mejores, y de forma curiosa a todos aquellos que apreciaba ya se los llevó la Parca, tras un último hálito vegetal gracias al maldito alzheimer. Sí, un panorama halagador.

Mi sangre me quema en las venas, mezcla de los repulsivos efluvios de ambos. Su canto me dice que soy poseedor de sus mismas faltas. A penas puedo ocultar mi asco y mi preocupación cuando me pongo a pensar en ello. Si no la he dejado escapar de mí es porque creo que tengo el suficiente valor para seguir viviendo, o quizá demasiada cobardía para enfrentar ya a la muerte. Nunca me he parado a reflexionar sobre eso último, es posible que si lo hiciese enloquecería ya del todo.

Creo que de ahí viene mi entusiasmo antropocéntrico. La creencia en la supremacía del hombre ideal, y el sometimiento de la naturaleza ante sí, puede que escondan el deseo de escapar de mi condición de vástago de mis creadores. Y es la única esperanza digna que tengo. Si no confío en que, con voluntad, conocimiento y determinación puedo forjar una forma de ser distinta y más elevada al carácter que me viene dado, ¿en qué he de creer? Si el sueño de la razón produce monstruos, monstruos somos para no convertirnos en monstruos.

Y mi único deseo es ser un hombre bueno. Supongo que la ciencia médica no me ayudará en eso, con transfusiones totales de sangre.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

My man, en primer lugar he de felicitarte por la calidad literaria de esta entrada, que me parece que está estupendamente escrita. También quiero decirte que eres un hombre que se ha hecho a sí mismo, has sido tu y no tus padres quien ha forjado tus valores y tu ideología y te has convertido en una persona excelente y en un grandísimo amigo.
Así que recuerda que eres tú el dueño de tus acciones y el que toma las decisiones en tú vida. Un abrazo muy fuerte.

Bettie dijo...

Personalmente, creo que es más importante ser un buen hombre que un hombre bueno. Intenta captar el matiz. Quizá sea una de mis tonterías.

Coincido con el amigo Dídac en la calidad de la entrada. Y en lo acertado del tema, como todos los que tocas.


Por cierto, gracias por los ánimos de mi blog. Estarás en la dedicatoria de mi hipotético libro, si llegaa escribirse jeje

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con Didac, tanto en la calidad literaria de la entrada como en lo de que eres un hombre que se ha hecho a sí mismo; aún no te he podido conocer en persona, pero hace tiempo que me dí cuenta de ello; no eres precisamente uno de esos contra los que despotricabas en la entrada anterior, tienes unos ideales y creencias más arraigadas que el 99% de la gente (que por lo que he podido ver no te los han regalado ni te han venido en herencia, como dices), y oye, construir algo así por uno mismo tiene mucho mérito.

Anónimo dijo...

Didac a espresado, creo, lo que sabemos todos los que te queremos o te conocemos simplemente.
Para mi, al menos, ya eres un UberMensch.
Como no tengo tu habilidad para escribir, te daré un ejemplo, que aunq algo tonto, para mi hubo una epoca en la que significó mucho: KareKano.
Es indudable que somos sangre de la sangre, y carne de la carne, pero la mezcla genetica no es mas que un 25%, y eso exagerando... ya me conoces.
Nuestras experiencias en la vida, son los que nos hacen. Te hemos visto madurar demasado deprisa. Sabemos que tienes las pelotas donde hay que tenerlas, y en ese sentido eres un ejemplo de madurez.
Te citaré a un amigo tuyo:
"No somos lo que creemos ser, sino lo que le parecemos a los demas que somos"
Considerate como kieras, yo te querré igual, por que tu eres sangre de mi sangre, y si no te lo crees, derramaré la que haga falta hermano

Anónimo dijo...

No quería hacer comentarios en mi propio blog, lo considero una muestra de egocentrismo bastante penosa, pero hoy quiero hacer una excepción. Si me lo permitís, comentaré vuestros comentarios.
Dídac, gran amigo, muchas gracias. Sabes que soy lo que soy en parte gracias a estar a tu lado, cosa que te agradeceré eternamente. Estoy aquí para lo que necesites.
Ataxia, creo captar el matiz que dices. Como siempre, tienes razón: el tiempo me ha confirmado esa primera impresión que tuve de que estabas muy por encima de mí. Será un honor figurar en ese libro que seguro escribirás.
Ace Rose, yo también espero conocerte algún día. Eres un tío grande, cuando digo que me gustaría haber sido como tú al tener tu edad no miento.
Dunkerke, mi clon, yo en ti y tu en mi como bien dijiste, gracias por recordarme esa magnífica obra que es KareKano. Sí, en cierta manera me siento un Arima, con la putada de no tener una Yukino cerca. Pero te tengo a ti, que a güevos no te gana nadie. Muy acertada la cita también, conoces mis debilidades. Y no te apresures a derramar fluídos valiosos, cabezabuque.
Ha sido todo. De nuevo, perdonadme por esto, pero tenía que decir algo.

Anónimo dijo...

Ninguno elegimos a nuestros padres. A veces para bien, en este caso para mal... pero que sepas Ernesto que no tenemos por que repetir los errores de nuestros padres. La sangre tira.. pero no tanto. Eres un tio estupendo y has sido capaz de fijar tu propio camino, de salirte de los railes que te habían impuiesto, y eso dice mucho de ti.

Te diría algo sobre la calidad de tu entrada... pero es tan apabullante y obvia que no hace falta.

Skale dijo...

vete tú a saber... ahora seguramente no (es más, además de la sangre habría que cambiarte todo el ADN), pero igual en un futuro... vete tú a saber.