lunes, 7 de julio de 2008

La armadura del friki

Hace poco tiempo, me devolvieron una serie muy especial para mí: Azumanga Daioh!. La presté tanto en formato manga como en anime y, como ha venido pasando muchas veces en situaciones similares, una vez se me devolvió dejé todo lo que estaba viendo y leyendo para ponerme con ella una vez más. Aún recuerdo perfectamente cuando vi el primer capítulo en casa del Sebas, mi muy respetado maestro, y desde entonces la he tomado y retomado infinidad de veces.

Esto es así porque me transmite una inmensa paz. Más allá de las muchas risas que me provoca (y río de forma sincera, cosa que todo aquél que me conozca sabe que es harto difícil), sus imágenes y diálogos me hacen alcanzar un pequeño nirvana personal. Será su ritmo pausado, sus personajes entrañables, su dulce banda sonora, o será simplemente que, como ante toda obra de arte que nos conmueve de verdad, un pedacito de mi ser ha pasado a formar parte de ella, y al volver a verla me reencuentro con un trozo de mí mismo que aprecio.

De esta forma, y no sin cierta vergüenza, puedo decir que Azumanga es mi armadura, o una de ellas. Me salvó de la depresión total durante la peor época de mi vida, y aunque no fué la única responsable de que no me hundiese en la miseria, sigo apreciando su labor: me arrancó risas donde solo quería ver llantos, me enterneció cuando solo había ira en mi pecho. No fue la última vez que lo hizo, y supongo que aún me tendrá que soportar unas cuantas veces más.

Y sin embargo, esta vez me la ha metido un poco doblada. Como otras veces antes, he reído, me he conmovido y he disfrutado. Pero no solo no me ha librado de mis fantasmas: ha añadido uno más. Viéndola me he dado cuenta de que sigo viviendo en el pasado, encerrado en mis recuerdos de una época mejor antes de la hecatombe, cuando todos los días veía a esas maravillosas personas a las que yo llamo amigos. La universidad y las diversas responsabilidades y vivencias de cada uno han hecho que aumente la distancia: la física, lo cual es triste aunque soportable y de fácil solución, pero también la espiritual, la afectiva. Quizá solo sea una impresión equívoca, fruto de una época paranoide, pero así lo siento y me duele: yo, que siempre he dicho que lo mejor que he conseguido en esta vida es una amistad sólida con multitud de gentes fantásticas.

Heme aquí pues, con una absurda armadura resquebrajada, flojas sus junturas, su peto abollado desgarrándome el pecho. Me siento débil, infeliz e irascible, y lo peor de todo es que sé que no tengo una razón de peso para estar así. Me odio profundamente por eso. Siempre pensé que lo único que se necesitaba para moverse con dignidad por el mundo era valor y fuerza de voluntad, y ahora me encuentro al borde de un llanto pueril por la distancia.

Que ridículo, que ridículo que soy.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Quizá solo sea una impresión equívoca, fruto de una época paranoide, pero así lo siento y me duele" y "Me siento débil, infeliz e irascible, y lo peor de todo es que sé que no tengo una razón de peso para estar así. Me odio profundamente por eso.", esas dos partes definen al milímetro como han sido estos últimos dias, sobretodo la madrugada del sábado-domingo y el día siguiente, así que creo que te entiendo bastante bien, por mucho que haya sido un período tan corto (que tampoco el único, pero sí el que tengo más fresco) y no tan grave imagino... Pero bueno, ya te contare algo sobre cierta canción, ya que por mucho que la odie supongo que algún día estará por ahí para quien quiera escucharla o simplemente conocerme algo mejor, y tampoco hay mucho que contar sobre lo demás.
Sobre el texto, es evidente que eso que comentabas sobre la sinceridad en la entrada anterior no era ningún farol, y es algo que aplaudo. Me ha recordado mucho a eso que he comentado antes, y me ha hecho pensar, más si cabe, sobre ello y sobre las relaciones con las personas más cercanas a mí (y en las relaciones en sí, de forma más general), las situaciones por las que pasamos, etc. Pero qué se le va a hacer, siempre habrá algo que te pueda ayudar a tirar para adelante, al igual que algo que reviva tus fantasmas, así que lo único que te puedo decir es que no te tormentes mucho por esas cosas y, en vez de eso, busques las cosas que te puedan servir de apoyo (ya que que puedan no quiere decir que lo vayan a hacer por ellas mismas) y que puedan reforzar esa armadura, aunque imagino que eso ya lo sabrás bien.
Y nada, eso es más o menos todo (como me he enrollado xD), te leo!

Bettie dijo...

qué ridículo no, qué humano...

Skale dijo...

ves? la gente (cierta) no entiende que la risa es lo mejor que hay...

si te puedes reír, ¿por qué vas a tener que llorar?

en fin, putos emos